Entrevista a Juan Manuel Sánchez-Villoldo, autor de "Los exiliados de la Hélice"



EC.O Ediciones Cívicas.O ha publicado “Los exiliados de la Hélice” de Juan Manuel Sánchez-Villoldo (http://edicionescivicas.org/producto/los-exiliados-de-la-helice/) Se trata de una obra ambientada en el mismo universo de “Las Guerras del código”, también publicada por EC.O. (Booktrailer de la novela: https://www.facebook.com/watch/?v=1929669724006292 )
 
Entrevistamos al autor

En primer lugar ¿Qué tal fue “Las guerras del código”? En ventas y en reseñas.

-          "Las guerras del código" ha sido una especie de hijo de marino, como cuando un hombre se marcha y deja a su esposa embarazada, y al volver de navegarvarios meses despuésse encuentra con el niño en casa. Me explico. Cuando se publicó yo estaba en Filipinas, y no regrese hasta casi dos años después. En ese sentido tengo que resaltar la valentía de Ediciones Cívicas, ya que muchas editoriales se habrían echado atras al saber que tienen un autor que no va a poder promocionar sus publicaciones. Ellos no lo hicieron y sólo por eso ya debo estar, y estoy, profundamente agradecido. El libro, por lo demás, se ha comportado bien: las reseñas ha sido buenas en un noventa y nueve por las ocasiones y las malas (una en realidad) forman parte del juego. Si soy sincero no me preocupa demasiado, aunque, como es lógico, prefiero que quien lo lea se sienta a gusto. Creo que una de las principales lecciones que se reciben cuando se publica el primer libro, es que nunca llueve a gusto de todos: hay personas que piensan que todos los libros deben —necesariamente— colmar sus expectativas. Pues no. Me resulta gracioso que haya personas que critiquen la intención del autor cuando escribe su obra. De entrada tal vez no exista, y uno se dedique a poner una palabra detrás de otra y a lo que salga le ponga título: por otra, si es que existe, eso se quedaría en mí, y gastar esfuerzo en hablar de ello lo considero una pérdida de tiempo.

Este nuevo libro ¿es una secuela? ¿una historia paralela?...

-          ¡Pasan tantas cosas!... No se trata de una novela compleja, creo que se deja leer muy bien, pero tiene varias historias que se cruzan a lo largo de sus páginas. Por decirlo claro: no hace falta haber leído "Las guerras del código" para poder leer "Los exiliados de la hélice". Ambos libros tienen principio y final, y soportan perfectamente la lectura por separado, juntos o en desorden.  Mantiene una continuidad estructural con el primero. El número de personajes que debutan es similar al que apareció en el primer volumen, si se me permite llamarlo así, aunque sí puedo asegurar que «Los exiliados de la hélice» es más equilibrado. Los personajes participan más y de forma más regular. Se reparten el tiempo en «primer plano» de forma más eficiente. Yo no lo busqué, que conste: supongo que es parte del proceso de adquirir experiencia como narrador. Respecto a si es una secuela… bien: puede parecer imposible, pero es a la vez, "secuela" y ·precuela". No puedo desvelar el «porqué» sin destriparlo, pero cuando uno lo lee descubre la razón.  Ya digo que hay personajes nuevos, veintiuno para ser exactos, y que cada uno tiene su parte en la historia.

¿Cómo surgió la idea o el propósito de este nuevo libro?

-          Quedaron frentes abiertos en la primera historia. Insisto en que el primer libro tiene principio y final, y es una «entidad» independiente, pero creo que pedía una continuidad.  Además tenía dos caminos en paralelo que debían confluir. Por un lado estaba la trama original, la que nació en el relato «GottenWille» que significa «la voluntad de Dios», y por otro la nacida de la interacción más compleja de los personajes en «Las guerras del código» El relato, «GottenWille», se centraba en la acción, en el terror que produce enfrentarnos al enemigo cuando sabemos que es de nuestra propia sangre. En ese sentido hay una parte de acción que se traduce en sentimientos que no pude dejar evolucionar por tratarse de un relato (me refiero a «GottenWille») y de la limitación física de las palabras. «Las guerras del código» me dio la libertad de explorar más, diría de «hurgar» en el dolor de los protagonistas y dejar ver que no son lo que hay tras la culata de un fusil de asalto. Esas dos vías, una más obscena y la otra más romántica —si es que puedo explicarlo de ese modo—, necesitaban ser explotadas y… homogeneizadas en una historia más redonda.
Por cierto: habrá quién se pregunte qué pasa con «La voluntad de Dios». Que no se preocupe nadie: forma parte de «Los exiliados de la hélice», y quiero aclarar algo: no está ahí como una ayuda a la lectura ni como un bonus para el lector fiel. Por el contrario, forma parte importante de la trama principal y por eso está ahí. Además creo que es un gran relato al que tengo un enorme cariño, ya que supuso mi primera incursión real en la ficción biocientífica

El tema central de la historia que empezaba en “Las guerras del código” da para mucho…

-          Totalmente de acuerdo. Un autor de ciencia ficción dice cosas que no se suelen consentir al común de los mortales. Me refiero a que hacemos críticas a todo sin que nadie nos exija demasiadas explicaciones. Ahí quedan los maestros del género:Orwell, Huxley, Nolan,Bradbury, Azimov o Phillip K. Dick… y podríamos seguir hasta el infinito y mucho más allá. Distopía, ucronía, todo lo terminado enpunk… pero todo tiene un precio, y al parecer es obligatorio que bajo una historia de ciencia ficción exista una filosofía. Es cierto que algunas obras de CF han sido cuestionadas a lo largo de la historia, e incluso prohibidas, pero quizá a algunos ensayistas les habría ido  mejor de haber presentado sus modelos sociales como obras de ficción.
El núcleo de la saga es algo difícil de atrapar, o quizás yo no soy capaz de hacerlo entender. Por acotarlo un poco, diré lo que NO es: ni se trata de zombies, ni de infecciones, ni de magia, ni de novela catastrofista con tintes ecologistas. No hay muertos vivientes, no hay violaciones de códigos mágicos. Nadie libera ningún virus o bacteria, no hay experimentos terribles con científicos de bata blanca y melena desordenada… Mi planteamiento es que, en el fondo, somos nuestro ADN, y ahí llega la duda.
Soy idéntico a ti en un 99,99%, y a un chimpancé en un 94%. También sé que comparto un 80% con un ratón… y eso ya es más curioso, pero la mayoría de la gente no sabrá con quién compartimos un 60% de similitud genética. ¡Sorpresa! ¡Con un plátano!
Así pues, yo me pregunto: ¿nosotros usamos el ADN para perpetuarnos, o somos los seres vivos el vehículo de perpetuación del ADN? Tal vez sólo somos las semillas con las que proliferan y se expanden las especies químicas del universo. ¿Qué pasaría si esas zonas oscuras del ADN reservan sorpresas? ¿Y si el ADN decidiera buscar otros modos de expandirse? Ese es mi punto de partida, o mi trasfondo filosófico, si se prefiere así. A partir de ahí los personajes toman el timón y nos cuentan la historia.

En el book-trailer de esta nueva novela se habla de “la segunda batalla por la supervivencia”. Chívanos o adelántanos algo del inicio de la historia.

-          Vaya… ¡qué complicado! Sólo puedo contar que en las primeras páginas un personaje fundamental asume que va a morir ya, al momento, pero por el contrario, un personaje que está, digamos, «muy muerto» aparece en plenitud. Y para complicar más el asunto añadiré que no hay resurrecciones. He dicho que no hay magia, pero tampoco hay religión, si es que se diferencian en algo los milagros de unos y otros. Creo que era Terry Prachett quien decía algo así como «mete en problemas a tus personajes y deja que sean ellos quienes descubran cómo salir de ellos». Te aseguro que va a tener problemas… ¡y muchos! Los hemos enviado a Alaska, donde además de frío van a pasar hambre y sobre todo, mucho miedo. Te recuerdo el leitmotiv de la novela: «Golpea como un mazo, aguanta como un yunque».Me he permitido algunas licencias, ¡para eso escribo ficción!, pero en general he buscado lugares reales que cualquiera puede situar en el mapa. Las poblaciones, sus problemas, los accidentes geográficos… son tan reales como me ha sido posible y sólo se modifican lo necesario para el desarrollo de la acción.

¿Ya se puede conseguir el libro? ¿Tienes pensada alguna presentación?

El libro ha estado una buena temporada en preventa, que terminó el día 22, y ahora está ya en formato físico. Se puede conseguir en la web de Ec.O en www.edicionescivicas.com. Allí mismo, en la web, en el epígrafe «tienda» hay una relación de las Librerías Ec.O donde también se puede adquirir. La semana que viene comenzaremos con las presentaciones, algo de lo que quiero resarcirme, ya que me lo perdí en mi primera novela por estar en Filipinas, lugar que, hay que decirlo, inspiró estos relatos y al que deseo volver. Te pondremos al corriente de todas la actividades relativas a «Los exiliados de la hélice» y también  al «Las guerras del código», ya que son publicaciones hermanas.

¿Estás escribiendo algo ahora?

-          ¡Siempre!. Tengo terminadas otras tres novelas. «Bitatawa», una novela de acción y aventuras localizada en la Sierra Madre de Luzón, en Filipinas, «Los últimos días de Qadesh », una trilogía de ciencia ficción, en manos de los lectores cero, y «Las terrazas de agua», también de CF y que ahora mismito está en terminada y en la «nevera», a la espera de que le lave la cara dentro de unas semanas. Tengo entre manos un guion de cine y otro para una serie de TV, pero de eso no puedo hablar por el momento. Si quiero destacar que mi relato «La cena», ha servido para que Diego H. Kataryniuk, con la colaboración de David Caiña en el screenplay, haya dirigido un cortometraje titulado «Amargo era el postre» que ahora mismo está a la espera de su pase en el Festival de Medina del Campo. Reunió un equipazo, y es algo de lo que me siento muy orgulloso, porque además ha dado lugar a una serie de colaboraciones de la esperamos todos mucho.Además he comenzado una nueva novela titulada Niflheim de la que espero mucho también. Pero en este momento estamos centrados en «Los exiliados de la hélice», que es lo que toca. Si me preguntas sobre si habrá más… Sería bonito, ¿verdad?

Si deseas añadir algo más… 

-          Darte las gracias a ti y Terbi, por el apoyo y por seguir al pie del cañón en defensa de la ciencia ficción. No se trata sólo de las novelas. No sé qué sería del mundo del comic, de la ilustración, del cine y hasta de la industria audiovisual si no fuera por esos universos maravillosos que creamos entre todos.  Mientras haya ciencia ficción hay imaginación. Después tal vez acertemos o no, pero lo que sí que debe quedar muy claro es que nunca dejaremos de intentarlo.

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