Más datos sobre el Premio Alberto Magno
Como complemento a la
noticia de ayer, a esta edición del Premio Alberto Magno se han presentado 102
relatos, remitidos desde 17 países (43 de fuera de España), con lo que en la
XXIV edición se han superado por primera vez los 100 relatos recibidos. De los
citados 102, 74 originales fueron aceptados y 28 rechazados por no cumplir las
normas.
Se ha anunciado que se
entregarán los galardones el 21 de diciembre
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Sin duda esta edición del certamen quedará manchada por estos acontecimientos, atribuibles a fallos organizativos.
Y en vez de arriesgar, le dan el segundo premio a uno (a Cotrina) que ya se ha acostumbrado a recibir su paga extra de Navidad con este concurso.
Es decir, que su obra no valía un primer premio, pero que nadie se va a molestar en apostar por un/a autor/a con el curriculum artístico vacío y que quiera empezar a llenarlo con algo.
Un concurso organizado por una universidad no se puede permitir el lujo de no apostar por nuevos espíritus narrativos.
Dentro de 10 años, cuando José Antonio Cotrina (no tengo nada contra él, es un autor prolífico de ideas variadas dentro de la ciencia ficción)se haya llevado a casa otros tantos primeros y segundos premios, creo que muchos darán por difunta una oprotunidad de CREAR HISTORIAS ORIGINALES;
no de jugar al bingo a ver si para ganar 3500 o 1500 euros va mejor hablar de lunas perdidas y perros inteligentes biónicos que ayudan a X-erlock H-olmes a resolver un misterio intergaláctico; o de ciborgs que te roban el chupachups de la boca si no llevas espada láser y tus ancestros no robaron el tesoro perdido de Stargos en la constelación FH23330, cuando el impero Fantoche se disgregó en pequeños reinos al ver sus galaxias separarse en demasía por la expansión del Universo...
En fin...
Resulta que se supone que este certamen pretende (o eso supongo) llegar a acercarse en cuanto a prestigio al archiconocido Premio Hugo (obviamente, con los anglosajones aún nos queda mucho para llegarles a la suela en ciertas materias y contextos).
De repente, les llega un Match Ball inesperado como este. Triplican la aportación de tres años atrás con más de 100 textos presentados.
Es su momento; es la ocasión de revitalizar aún más la energía y el optimismo subyacente al certamen del que se dice "de mayor prestigio a nivel nacional"; es una ocasión inmejorable para demostrar la versatilidad de las ideas de los concurrentes; es el momento de que para el año siguiente se vuelva a triplicar la participación y así miles (o incluso millones) de ojos posen su mirada en este certamen, otorgándole más notoriedad y publicidad de cara al aprovechamiento de sus obras ganadoras, de modo que puedan ser llevadas a un nivel superior (al medio cinematográfico, cómo no).
Habiendo alcanzado tal punto crítico, donde las decisiones del jurado deben ser maduras y responsables, van y se cargan la cuarta parte de las obras por haberse presentado de forma defectuosa.
Pero no queda ahí la cosa. Los 80 restantes siguen duplicando las obras presentadas el año anterior. No les importa. Dejan el primer premio desierto. No vaya a ser que de entre los que no se han leído haya uno mejor que el más correcto de los que sí.
El truco de magia corresponde a la apertura de todas las plicas. Así localizan a un autor a quien sí pueda corresponder un segundo premio que no deje lugar a dudas acerca de su calidad. Cómo no, el siempre presente José Antonio Cotrina.
Luego cogen a alguien para el premio UPV que también haya dado sus pasos en esto y a correr.
Una vez finalizado el despropósito, mueren las esperanzas de crecer en prestigo y consideración.
Casi da pena. ¿Ganar este premio es un logro de ingenio o una humillación?
Por cierto, lo que a mi me llama poderosamente la atención es esta capacidad de Cotrina de ganar el premio como miembro UPV algunas veces y como no miembro en otras. Es cosa que da que pensar, ¿no? O se es miembro o no se lo es.
Otra cosa que me hace ruido es eso de anunciar a dos autores como los ganadores del premio cuando en realidad éste ha sido declarado desierto. Sé que suena menos mal decirlo como lo han dicho, pero no deja de ser cierto que los E3500 no se los ha llevado nadie.
¡Aj! ¡Cuánto veneno, hasta a mí me hace mal!
Es una forma que tienen de reconocer que para ellos IDENTIFICAR UNA BUENA OBRA ENTRE 100 ES COMO OLER UN PEDO EN NÇUN HURACÁN.
¿Acaso voy yo allí a juzgar sus tesis doctorales?
NO!!! PORQUE NO SON MIS MATERIAS DE ESTUDIO!!!!! PENDEJOS!!!!
ASI APRENDEREIS A NO VENIRNOS CON VUESTRAS MISERIAS".