Crónica de la conferencia de Curtis Garland


Esta es la crónica de Javier Bellido, miembro de la TerBi, de la conferencia que dio Curtis Garland en Bilbao ayer

Juan Gallardo Muñoz escribía con media docena de seudónimos, uno específico, por ejemplo, para las novelas eróticas. Para Bruguera sacaba cinco bolsilibros al mes (y dos más para Rollán, un poco de strangis). Una vez le censuraron una novela por el título, Muerte de un presidente. La volvió a presentar a los tres meses, igualita, sólo que titulándola Magnicidio. Por supuesto, coló.
Su método de trabajo era compulsivo. Cuando estaba en racha podía escribir durante varios días sin parar. De la misma manera, dejar dos o tres días la máquina de escribir y no pensar en nada. Sigue sin tener internet aunque ahora ya escribe en ordenador. Para documentarse (siempre ha procurado no meter ostensiblemente la pata en la descripción de lugares y costumbres) ha recurrido a su amplio archivo y a las bibliotecas.
Ha sido crítico de cine (empezó con 15 años), lo que le parecía estupendo porque así podía ver dos películas gratis cada tarde en Benavente y actor de teatro, junto con su mujer, ya desaparecida, a la que realmente (como dirían en Aquí no hay quien viva) idolatraba. Cuando ella murió dejó de escribir pero ahora ha vuelto, un auténtico crack.
El acto era con motivo de la presentación de sus memorias. Me acordé al ver a este afable hombre firmando con naturalidad los ejemplares que vendían en la entrada o las novelitas usadas que traía alguno de los asistentes, de la firma orquestada y pagada a precio de oro (al más puro estilo yanki) del otro día de Mary McDonnell y Edward James Olmos.
¿Qué más? Ah, se han hecho cuatro películas basadas en sus libros, desconocidas para mi, tiene traducciones a idiomas varios, y la admiración incondicional de Juan Carlos Onetti.

Comentarios

Daniel Salvo ha dicho que…
Maestro. Inolvidables novelas (de a duro) como Enviado de los dioses, Lo que ocurrió...¡mañana! y Drácula 75... ¡Que vuelva Bruguera!
David Jasso ha dicho que…
Oh, vaya, si yo escribo novelas es por su culpa. Me encantaban sus bolsilibros y los coleccionaba como loco. Ha influido en mí más que Lovecraft, Poe o King. Un maestro.

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